En un hecho que no pasó desapercibido, el Defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez Cóndor, llegó hasta la ciudad de Tingo María para luego participar en la inauguración del Palacio Municipal de Castillo Grande, donde fue declarado Huésped Ilustre. El reconocimiento fue entregado por el alcalde local, quien lo calificó como un "aliado estratégico" en la gestión de esta obra.
La presencia de Gutiérrez en este evento levantó serios cuestionamientos, considerando que su trayectoria está marcada por denuncias de falta de independencia, vínculos con Perú Libre y procesos fiscales por presuntas contrataciones irregulares. Diversos exdefensores en su momento advirtieron que su nombramiento obedeció a intereses políticos antes que a su idoneidad, afectando la imagen de una institución que debería ser garante de los derechos ciudadanos.
Que una autoridad local decida otorgar distinciones a figuras altamente cuestionadas evidencia la superficialidad con que se maneja el protocolo en algunas municipalidades. Más que un acto de reconocimiento, lo ocurrido en Castillo Grande parece un intento de legitimación política, en momentos en que la desconfianza ciudadana hacia las instituciones alcanza niveles históricos.
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