En medio de una campaña electoral que promete ser reñida, la postulación de Hadi Pulgar Rodríguez a la alcaldía de Amarilis ha generado reacciones divididas. Aunque el joven abogado y activista social busca presentarse como una alternativa fresca y con visión moderna, no escapa al hecho de ser hijo del actual gobernador regional Antonio Pulgar, exalcalde del mismo distrito que ahora él aspira a gobernar.
Si bien su discurso se centra en la renovación y el compromiso humano, resulta difícil separar su candidatura de una narrativa ya conocida: el continuismo familiar en la política local. Su apellido, más allá de abrirle puertas, también levanta cuestionamientos. ¿Se trata de una vocación genuina o del inicio de una nueva dinastía política en Huánuco? ¿Hasta qué punto es posible trazar un camino propio bajo la sombra de un padre con amplio poder político y mediático?
Se suma un antecedente que permanece en la memoria colectiva: su detención en Tingo María por conducir en estado de ebriedad, un hecho que fue registrado por los medios locales y que involucró incluso intentos de favorecerlo por su condición de hijo del gobernador. Fue la intervención firme de una fiscal la que permitió que el procedimiento se realice con normalidad. Hoy, esa imagen vuelve a circular, recordando que la política también exige coherencia entre lo que se predica y lo que se ha vivido.
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