Hace algunos días se inauguró la tercera etapa de la Alameda Perú, una obra que se ha convertido en un nuevo atractivo para Tingo María. Con un diseño moderno y la incorporación de réplicas de nuestros principales recursos turísticos, este espacio público ya rebosa de visitantes que disfrutan de su infraestructura y de los detalles artísticos que embellecen la ciudad.
Sin embargo, junto a la alegría por la puesta en servicio de esta obra, surge también una preocupación. En las banquetas de la alameda se construyeron macetas destinadas a albergar plantas que, con el tiempo, ofrecerán sombra y un adorno natural a quienes transiten por el lugar. No obstante, estos espacios ya vienen siendo utilizados de manera indebida por personas inescrupulosas que los convierten en contenedores de desechos, acumulando botellas, plásticos, bolsas y restos de comida.
Este panorama evidencia una falta de cuidado y respeto por los espacios públicos, lo que genera una seria interrogante: ¿cuánto tiempo podrá conservarse en buen estado la Alameda Perú si no aprendemos a valorarla y protegerla?
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